Editorial: Un voto con memoria

 


Foto: captura de Serie Los Simpsons, 2020.

El grave problema en Ecuador: falta credibilidad y confianza.

Tenemos un gobierno en el que nadie cree.

Tenemos una Asamblea en la que nadie cree.

Tenemos una justicia en la que nadie confía.

Tenemos unos banqueros en los que nadie cree.

Tenemos una policía y unas fuerzas armadas en las que nadie confía.

Tenemos unos medios de comunicación a los que nadie cree.

Tenemos instituciones en las que nadie cree.

Tenemos unas elecciones en las que nadie, prácticamente nadie cree.

Tenemos incluso unas redes sociales en las que su nivel de violencia y manipulación es tal... que no son creíbles ya.

Si las redes sociales no son creíbles, ¿cuán creíble eres tú? ¿cuán confiable soy yo?

Sin credibilidad ni confianza, no es posible avanzar.

De allí que recuperar la confianza y la credibilidad debería ser la principal tarea de quien quiera que desee llegar al poder.

¿Hasta cuándo les daremos oportunidad a los charlatanes y oportunistas de la política?

¿Hasta cuándo permitiremos que las decisiones sobre la vida de las y los ecuatorianos se decidan fuera del país y en otro idioma?

La situación del país es tan crítica que ni siquiera somos capaces de movilizarnos para exigir que se respeten nuestros derechos y nuestras vidas.

Escucho banqueros demagogos y mentirosos cuyo discurso me ofende como ser humano, ticktockeros, bigotones oligarcas, corruptos histriónicos, revolucionarios devenidos en conservadores, conservadores disfrazados de revolucionarios, cristianos que son alfombras del poder de turno, ateos sin conciencia...

Mi voto de mañana tiene un solo anhelo: quiero recuperar la confianza en mi país, en sus instituciones, en sus gobernantes... Quiero... corrijo, necesito creer nuevamente en la gente, tener certezas de que mis y nuestros empleados políticos -aquellos a los que delegamos la gestión del poder- van a ser honestos y que si algún día se cogen un centavo su conciencia los llevará a renunciar a sus privilegios, eso se llama tener honra; quiero creer que aquellos a quienes pongamos en el sillón presidencial se van a rodear de los más honestos y capaces, y quiero creer que aquellos o aquellas que lleguen a esos puestos los vean como su oportunidad para hacer una conscripción ciudadana temporal, no una invitación a mutar camaleónicamente para conservar sus prebendas y heredarlas; quiero creer que todos, absolutamente todos los que lleguen allí por nuestros votos sepan que solo están de paso y que por lo tanto deberán demostrar allí que su permanencia en el puesto no es un accidente, sino una oportunidad para servir; quiero, necesito creer que quienes lleguen a instancias de poder jamás van a renunciar a sus principios ideológicos y que, por lo tanto, nunca van a traicionar sus programas de gobierno, que se van a jugar su vida en cumplir con aquellos que creyeron en ellos... quiero, necesito creer...

También pido con urgencia que aquellos que están buscando ser ungidos con nuestros votos no nos crean unos tontos a los que pueden convencer con regalos o dinero; unos inanes a los que creen que unas encuestas pagadas por ellos van a hacer que cambien de opinión; unos simples a los que ofertas estúpidas como "Girar la virgen del Panecillo" van a seducir; unos vacuos a los que un baile en tick tock va a darles empleos; unos cualquiera que carecen de memoria. En realidad, ¿eso es lo que piensan de nosotros?

Si dejamos que los politiqueros de turno nos traten de esa manera, el juego por el futuro está perdido, porque lo harán una y otra vez, querrán manipularnos hoy como lo hicieron antes, y lo volverán a hacer mañana.

No, las y los ecuatorianos no somos eso. Ellos y ellas nos subestiman. Junio de 1990, febrero de 1997, enero de 2000, abril de 2005, octubre de 2019... demostraron cuánto nos subestiman y cuánto comienzan a temblar si nos atrevemos a juntos decirles lo que pensamos de ellos.

Quiero, necesito confiar y creer otra vez, para trabajar, para caminar, para proyectar, para jugar, para sanar, para amar, para construir, para cuestionar, para organizar, para pensar, para soñar, para estudiar, para vivir.

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