CRÓNICAS DE CORONA / Tercer día de aislamiento: Cuando el juego es un fiel reflejo de la realidad
Es el turno de la
ofensiva amarilla y como ha sido una constante en las últimas etapas del juego,
las fronteras de los países, una a una, caen. Simplemente parece un torbellino
destinado a expandirse hasta los confines del mundo y en esta ocasión,
anecdóticamente, ese poder que se multiplica exponencialmente empezó en el
continente asiático. En cuestión de minutos toda esa región cayó en su poder.
Luego fue el turno de Oceanía, Europa, Norteamérica, Centroamérica, África y,
finalmente, Sudamérica.
Hubo resistencia,
sobre todo en Latinoamérica y su espíritu verde, que enfiló todos sus recursos
a cuidar sus fronteras, no para atacar, sino para preservar su zona libre del
ataque. Hizo lo posible, resistió estoicamente, aplazó los vientos del conflicto
lo más posible… pero no consiguió su objetivo. Jugó todas sus fichas y perdió
ante el avance de la masa amarilla que acabó por doblegar a todo el mundo bajo
su imperio.
Así terminó el juego
de Risk (Estrategia) que casi toda la
familia decidió jugar en este jueves 19 de marzo de 2020, el tercer día de
aislamiento obligado para evitar el contagio del coronavirus, que según el
último reporte de la tarde, ha cobrado ya cuatro víctimas en el país. El último
deceso se produjo en la provincia de Manabí.
En la partida de Risk, las fichas amarillas conquistaron el mundo. Foto: Carlos Villacís
Líneas arriba
mencionaba que la partida resultó anecdótica porque mi cuñado Lewis, que tenía
las fichas amarillas, empezó su expansión en China y gracias a su estrategia,
mucho de suerte, las fallas en las tácticas de los contrarios y las traiciones
propias de la guerra -al estilo de Juego
de Tronos- terminó por llegar a ser el dueño del mapa y ganar la partida. “Igualito
al coronavirus”, pensamos todos. La partida duró alrededor de cinco horas.
Primero salió mi hija Carlita y sus fichas negras; luego mi suegra, doña Mery,
que tenía las celestes; después di guerra –les juró que así fue- y no pude resistir
pese a tener las fichas verdes; finalmente, las piezas moradas de mi hija
Fernanda quisieron hacerle frente, pero no pudieron. El mundo como lo conocimos
–al inicio del juego- desapareció.
Este fue un día de
juegos, en el que todo lo que pasó en la mesa se complementó con las otras actividades
que debemos cumplir durante el aislamiento. Carlita tuvo que desarrollar sus
tareas de Sociales (ficha de video sobre migración debido a las crisis
económicas), Naturales (ficha sobre un video de peso y masa) e Inglés... que al
final decidió dejarlo para mañana. Por mi parte, teletrabajé elaborando una
estrategia de Comunicación Interna para crisis de emergencia como la actual y
revisé unos mensajes para redes sociales sobre un tema económico. La verdad es
que mis actividades cotidianas tienen mucho que ver con discursos, tácticas y
contenidos vinculados directamente a la agenda de las autoridades
institucionales y de la entidad. Como estas actividades han disminuido por la
orden de aislamiento, también ha bajado la intensidad de las responsabilidades
laborales.
En medio de todo
esto, si hay algo que rompió esta cotidianidad fue la polémica del día: la
desatinada acción de la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri –al impedir con
recursos municipales el aterrizaje de un avión con fines humanitarios-, y su
declaratoria ante el público de que contrajo el coronavirus. Me sorprendió mucho
que en las redes sociales los representantes de las castas de poder del país
hayan salido al unísono a defender la acción de Viteri, señalando que fue “un
error” y que hay que dar vuelta a la página para concentrarnos en resistir ante
la pandemia que azota al mundo y en Ecuador, fundamentalmente, a Guayaquil. Ahí
está un banquero, el principal del país, poniendo todo su capital de poca credibilidad
al servicio de la limpieza de la imagen de la líder cantonal.
Una pausa aquí. La
acción de la Alcaldesa de Guayaquil solo demuestra la manera cómo actúan las
élites ecuatorianas: despreciando las leyes o defendiéndolas a su conveniencia;
empleando los recursos que tienen a su disposición, como en este caso, los
vehículos municipales; generando un discurso de defensa de la institucionalidad
aunque saben que ‘metieron las patas’; y, actuando sin pensar en cuánto lo que
hacen puede afectar a un país entero. Así es, lo que pasó es, para algunos
expertos, una acumulación de infracciones y delitos que terminaron por mover el
avispero diplomático y colocar al Ecuador en un entredicho de complicada
solución.
Es una versión un poco antigua de Risk, pero es súper divertido. Foto: Carlos Villacís
Si hay algo que esta
cuarentena puede dejar como lección es que este país no es para nada aburrido. El
país pasa por el dolor de los cuatro compatriotas que fallecieron por la infección
y los cientos de enfermos; la inmovilidad a la que nos hemos visto obligados al
resguardarnos en nuestras casas; la terrible crisis económica en la que nos han
sumido un cóctel de decisiones erradas a escala nacional e internacional,
además de los efectos de las desastres, virus y demás. Sin embargo,
considerando que todos debemos estar en casa, encerrados, cuidándonos a
nosotros mismos y a nuestro entorno cercano, es increíble que pasen eventos y
hechos que hasta nos llegan a arrancar una sonrisa. Entre el juego del Risk y el temblor viral de las redes
sociales derivado de la política real, la palabra de este día es diversión.
Estamos jodidos, pero
jamás debemos negarnos a la posibilidad de sonreír, de juntarnos en una mesa, de
jugar y reír hasta el cansancio. Solo con alegría podremos salir adelante, solo
con la sonrisa se abrirán las puertas del futuro, porque un país que ríe es uno
que está dispuesto a jugarse para mantener la alegría, no solo como un derecho,
sino como una posibilidad real de ser mejores. Al fin y al cabo, ya lo dijo
Salomón: “El corazón alegre hermosea el rostro (…)” (Proverbios 15:13)
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