CRÓNICAS DE CORONA / Días 21 a 23 de aislamiento: El lavado de billetes llegó a casa


En promedio salgo de casa cada dos o tres días, con la única misión de realizar un pequeño tour por tiendas, carnicerías, verdulerías, fruterías y minimercados del barrio. Aproximadamente una hora después me encuentro frente a la puerta de domicilio y procedo al proceso de descontaminación y desinfección profundo bajo el liderazgo de mi hija Fer, con el fin de eliminar cualquier posible infiltración sin permiso del covid-19.
Uno a uno me voy despojando de los objetos, los que inmediatamente reciben el rociado respectivo de cloro y/o alcohol. Las fundas con las compras, la billetera, las llaves, la correa, los zapatos, la chompa, los billetes… los billetes y monedas no, ahora caigo en cuenta que hasta esta tercera semana de aislamiento no se han sometido al minucioso momento de limpieza frontal. Al parecer, descuidamos un flanco en esta batalla contra el miedo y la infección coronaviresca.
Así que, desde el día de hoy, mi hija decidió ingresar al mundo del lavado del dinero y nos ha arrastrado a toda nuestra familia a dicho camino. No, no me malentiendan, no hablo del acto de dotar de decencia a un dinero mal habido o de ponerlo a circulación de nuevo a través de la compra de bienes muebles (carros, electrodomésticos, etc.) e inmuebles (casas, edificios), en un intento por borrar su rastro e ignorar su origen. Nada de esto, simplemente que Fernanda amplió su horizonte antivirus poniendo literalmente a lavar en alcohol los billetes recibidos en las transacciones de cuarentena. Es así que el billete de 20 dólares con el que regresé a casa, quedó expuesto literalmente a la caza del sol para su pronto secado.
Un billete de 20 dólares empleado en las transacciones realizadas en el día 23 de aislamiento, miércoles 8 de abril de 2020. Foto: Carlos Villacís Nolivos
Este billete es uno más de los que circulan por todo el planeta y que juntos suman unos 6.000 billones de dólares, entre las divisas de todos los países, como los dólares, los pesos, los lempiras, las libras esterlinas, los yenes y otros. A su vez, esta cantidad de billetes y monedas constituye apenas el uno por ciento del total de dinero que circula en el mundo, que según el portal El Economista, llega a la astronómica cifra de 600.000 billones (miles de millones), incluyendo los ahorros, los cheques, las tarjetas de crédito, las pólizas… (1) En el caso del Ecuador, según el Banco Central, el billete de 20 dólares que hoy estuvo secándose colgado de un armador es parte de los 16.683,7 millones de dólares en billetes y 79,5 millones de dólares en monedas que circulan y pasan de mano en mano, todos los días y a lo largo y ancho del país.
Luego de encontrarme con estas cifras me pregunté qué pasara si para evitar el contagio del coronavirus la gente dejara de usar billetes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda simplemente el lavado de manos después de usar los billetes, aunque para posicionar dicha sugerencia debió sostener un breve roce con la prensa británica a mediados de marzo pasado, porque se habían hecho eco de una publicación que atribuía al organismo global la supuesta advertencia de que el covid-19 se transmite a través de los billetes. “Tergiversaron nuestras palabras”, señaló en su momento la portavoz de la OMS, Fadela Chaib. (2)
Sin embargo, los chinos, país en donde se originó la infección que actualmente tiene al mundo entero en vilo, no pensaron así. Primero decidieron retirar billetes equivalentes a un monto de 4.000 millones de yuanes (565,58 millones de dólares) de la zona de Hubei, cuya capital es Wuhan –primer foco infeccioso desde el inicio de la pandemia- y en febrero pasado retiraron y reemplazaron billetes por la cantidad de 600.000 millones de yuanes (84.837,30 millones de dólares). Pero, además de esta medida monetaria, puso en cuarentena a los nuevos billetes impresos y los desinfectó entre siete y 14 días con rayos ultravioleta.
Yuanes fueron desinfectados. Captura de video de Telesur: https://www.youtube.com/watch?v=ieLyTFY6TpM
La verdad, no tengo idea de si otras personas estén en la misma línea de Fernanda y también anden, literalmente, lavando su dinero, o aún más, hirviéndolo, como pasa en algunas partes de Asia. Obviamente, tampoco puedo recomendar que lo hagan, aunque existen videos en redes que señalan que además del lavado de manos, monedas y billetes pueden limpiarse con alcohol, amoníaco o desengrasante. Además, la OMS y los organismos regionales y nacionales afirman que no existe evidencia científica de que el coronavirus se contagie por el contacto con billetes. Hay que estar claros en esto.
Video del Centro de Investigación en Biotecnología y Energías Renovables.


Sin embargo, es en situaciones como esta cuando acuden malos pensamientos a la cabeza de uno: cuán ideal y útil hubiera sido para el país contar con un sistema de dinero electrónico sólido, de fácil y masivo acceso por parte de la ciudadanía. No todos cuentan con tarjetas de crédito o de débito, por lo que opciones como esta hubieran sido de gran ayuda en estos momentos.
En 2017, luego de tres años de funcionamiento, el Gobierno decidió despojar del servicio al Banco Central del Ecuador y entregárselo al sector financiero privado, a las cooperativas y al popular y solidario. Cuando se tomó esta decisión 409.999 cuentas de dinero electrónico se habían abierto en el país y solo en 2018 se movieron por esta vía USD 52,13 millones. La propuesta privada conocida como Billetera Móvil (BIMO) no despega del todo y según la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca), la culpa de esto la tuvo el paro de octubre de 2019. Su presidente, Julio José Prado, señala que luego de dos meses de funcionamiento, el BIMO tiene 70.000 clientes (3).
Cuán útil hubiera sido en este momento pagar desde el celular y desde la casa. Hasta los toques de queda no fueran tan drásticos. En fin, no tengo cuenta de dinero electrónico y con los precios que maneja la banca privada, no me animaría mucho. Pienso que en esta situación de crisis global, tener este canal de pago hubiera evitado que tenga que desinfectar los billetes y colgarlos para que se sequen, sean de veinte, diez o cinco dólares. Pero como eso no pasa, Andrew Jackson, Alexander Hamilton y Abraham Lincoln (4) deberán resignarse y entender que deberán someterse a la limpieza profunda cada vez que caigan en las manos de un miembro de nuestra familia.
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(4)    Personajes que se encuentran en las denominaciones de 20, 10 y cinco dólares, respectivamente.

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